19 / Diecinueve /

   Este es un capítulo complejo. Está narrado por la misma voz pero en momentos y circunstancias distintas. Por eso aún estás a tiempo, de levantarte y ocuparte de tus cosas que seguro, son más importantes. Si no lo son, entonces olvídalas de una vez y continuá. De paso, aprenderás a oír tu voz o vivirás sin enterarte de tu presencia ni del canto que llevas dentro. Leer no es un pasatiempos, te reitero, aún estás a tiempo de buscar alguna distracción, seguro en la televisión dan algo pasajero.
   Veo que seguís aquí. Es un comienzo. Quedarse en el lugar significa  sedimentar los nervios, brotar y dar vida al espacio que ocupas. Tranquilamente, tus palabras pueden ser el silencio. Habrás de encontrar el placer de habitar el riesgo de ser uno mismo. Estás pensando en lo que digo. Yo solamente te cuento lo mío.
   Te pregunto, ¿cuándo das tu opinión la das libremente? Es decir, ¿sin importar la relación de poder que exista con el que está enfrente?
   A menudo, suelo escuchar voces inflamadas de temor, muecas que pretenden ser frases sin poder establecer comunicación. Para ser honestos hay que saber que: decir la verdad o expresar el parecer de uno, en el estado puro y volcánico del espíritu, es tener unos cuantos enemigos. Por eso la lengua popular nunca habla al ras del cuchillo, apenas gesticula. Si te digo lo que me conviene, no esperes oír la voz de lo que pienso. Manejo táctil de la conversación.
   Si prestas atención, notarás muchas miradas que hacen de telón. Se ve, se prueba, se mastica y se come comedia, el drama se caga y es culpa de los estudiosos.
   Ciertas frases de este texto las digo para complacerte. Oír ciertas cosas nos hace bien. Otras, no tanto. Lo digo a modo de sátira, sólo para provocarte dulcemente. Después emergerá tu pensamiento y si tenés suerte, la conciencia. A partir de ahí, empezá a prestar atención con seriedad. Porque ya no será mi voz la que rompa la vidriera, serán tus ojos un manojo de furia. Será tu mano, la que se rompa los nudillos contra el teatro de mármol. La canción que cantes será tu gatillo. Tu boca empezará a besar hacia fuera y nunca más hacia adentro.  La semilla que ha de brotar, será fruto de un flujo de rebeldía. La esencia irá emergiendo del baldío, abandonando el mareo cotidiano, encendiendo los ministerios de la desconfianza. Y aquí,  te dejo un abrazo fuerte y sincero. Y una cuestión primordial para abordar: tenés que empezar por hacer algo.

No hay comentarios: